En Sochi habrá un espejo en el campo. Dos selecciones reflejadas en un mismo cristal: Uruguay y Portugal (20.00 horas). Son casi idénticas en su estructura. Una, dirigida por un maestro, un tipo tan venerable como excelente entrenador. 71 años tiene Óscar Tabárez, padre y abuelo de una excelente generación de jugadores, jerarcas en la defensa como Godín, uno de los mejores centrales del campeonato, y guerrilleros en el ataque como Suárez y Cavani.
En el otro banquillo de Sochi tomará asiento Fernando Santos (63 años), un pragmático de la vida que hace del oficio de técnico un asunto muy sencillo. Defensa de hierro con Pepe, otro viejo mariscal, y todos a trabajar para Cristiano Ronaldo, la joya de la corona lusa.
Uruguay no engaña; Portugal, tampoco. Llevan décadas y décadas los bicampeones del mundo (consiguieron ambos títulos a inicios del siglo pasado, en 1930 y en 1950 protagonizando el Maracanazo) fieles a una manera de entender el juego. En Rusia se sienten orgullosos de haber librado tres batallas (cada partido para ellos es un asunto de vida o muerte deportiva) sin perder a ningún herido, capaces, además, de mantener su portería a cero. «Como dice Luis Suárez hace mucho tiempo que nos venimos preparando para este partido. Hace doce años que trabajamos juntos y hemos logrado objetivos poco a poco”, afirmó el Maestro, seguro de que sus alumnos no le dejarán en mal lugar.
Nada les quita el sueño a los orgullosos uruguayos. Ni siquiera Cristiano Ronaldo. «Trato de no imaginarme los partidos porque esto es un juego», afirmó Tabárez, recordando que duerme tranquilo pese a la cercanía del duelo con la estrella del Madrid «porque hay que darle la atención justa y no obsesionarse porque eso desconcentra».
Obviamente, como recordó el seleccionador, habrá un plan para enjaularlo. A Godín y Giménez, la pareja de centrales uruguayos del Atlético de Madrid, no hace falta aleccionarlos. Están ambos cansados de jugar contra CR7. «Hay cosas que pretendemos hacer desde el punto de vista colectivo para limitar a Cristiano».
Santos, entretanto, medita cosas para limitar a dos delanteros en vez de uno. Tábarez piensa en el goleador del Madrid. Su colega portugués en Suárez y Cavani, delanteros del siglo pasado, implacables en el cuerpo a cuerpo, cansinos para cualquier defensa, incluso hasta para Pepe, uno que conoce los recovecos del viejo oficio de central.
EL MAYOR ACTIVO
La pregunta era obvia. ¿Portugal depende de Ronaldo? Una cuestión que el espejo de Sochi podría trasladar a Uruguay. ¿Depende de Suárez y Cavani? «Portugal, y cualquier equipo, depende siempre de los mejores jugadores. Tenemos al mejor del mundo y claro que dependemos de él. Uruguay también depende de Suárez y Cavani», apostilló Santos antes de asumir el mayor peligro que desprende la otra cara del espejo de Sochi.
«El mayor activo de Uruguay es el equipo de Uruguay», dijo el técnico portugués. Parece obvio. Pero no lo es. Luego, lo concretó. «Es una selección con mucha experiencia, fuerte en todos los sectores del campo, con jugadores que todos conocemos. En este Mundial no ha recibido ningún gol», apuntó para destacar la fortaleza de ese espejo que no hay manera de romper.
Al menos, hasta ahora. «No se les ve muchas debilidades», apuntó. Uruguay vive de la defensa y de su temible pareja de delanteros. Portugal vive de la organización defensiva y, por supuesto, de Cristiano Ronaldo. Así lleva 17 partidos sin perder en grandes competiciones. En Sochi, hoy habrá cristales rotos y muchas lágrimas de un país, sea Uruguay o Portugal.
