La agrietada España debuta hoy ante Portugal en un duelo entre vecinos que siempre tiene morbo. Uno de los símbolos históricos del fútbol luso es Paulo Futre (Montijo, 52 años), que analizará los partidos del torneo para la televisión de su país. Campeón de Europa con el Oporto en 1987 y Balón de Plata de ese año, jugó en los tres grandes de Portugal y es una de la leyendas del Atlético.

—¿Tiene ganas de Mundial? ¿Cuáles son sus favoritos del torneo?

—Los grandes futboleros siempre tenemos ganas de Mundial. Es la fiesta del balón, lo más bonito para un futbolista. En Rusia veo a las favoritas de siempre. En el primer vagón pondría a Brasil, Alemania y España. Una de las tres debería ser la campeona. En un segundo vagón pondría a Francia, Argentina y Portugal.

—¿Puede erosionar a la Roja la marcha de Lopetegui al Madrid?

—Ha sido algo que nadie esperaba. España es un equipazo. Yo antes de todo esto la veía campeona del mundo si jugaba como ante Argentina. Es una maravilla cuando se pone a tocar el balón. Creo que ha cambiado muy poco respecto al campeón del 2010. Lloré con el gol de Iniesta en Sudáfrica. Se me saltaron las lágrimas con aquella dedicatoria a Jarque. Me atrevo a decir también que puede ser el Mundial de Diego Costa. Tiene una espina clavada brutal.

—Usted también vivió un episodio volcánico en México-86, el único Mundial que disputó. ¿Cómo fue aquella experiencia?

—Terrible. Es la página más negra de la historia del fútbol portugués. Fue un desastre total, un caos, una vergüenza, el peor momento de mi carrera. Yo tenía 20 años. Los jugadores del Benfica y el Oporto no se hablaban, pero ahí empezaron a unirse contra la federación. Ganamos a la Inglaterra de Lineker y solo nos hacía falta un punto contra Marruecos o Polonia. Perdimos los dos. Fue lamentable, pero me ayudó después en mi carrera. Nada podía ser peor. Hasta el presidente del Portugal nos amenazó por la imagen que estábamos dando. En los tres Mundiales siguientes ni siquiera participamos.

—¿Cómo valora la influencia del Barça en la selección española?

—Hablamos de jugadores decisivos. Iniesta es un fenómeno de esos que aparecen pocas veces en la historia. Jamás volveremos a ver un jugador con sus características deportivas y humanas. Piqué es de los mejores centrales del mundo. Soy fan de él. Es un líder sin miedo a nada. Alba es de los tres o cuatro mejores laterales del mundo. Cuando menos te lo espera aparece corriendo. Y Busquets es el pivote que todos querrían tener en su equipo.

—¿Le gusta debutar en el Mundial ante España?

—Prefiero enfrentarme a ellos ahora que más adelante. Pase lo que pase, ambas selecciones son más fuertes que Irán y Marruecos. Pasarán las dos a octavos. Es un encuentro que se puede afrontar con más tranquilidad, incluso pueden permitirse un empate y todos contentos.

—¿Le pueden afectar a Cristiano las dudas sobre su futuro en el Madrid?

—En la pasada Eurocopa llegó igual. Siempre pasa lo mismo con él. Al Bicho no le afectan estas cosas. Tiene ese olfato goleador que aunque pienses que está mal o que no ha aparecido durante todo el partido te la lía en una fracción de segundo. Marca la diferencia. Si está en el campo los portugueses soñamos con que pueden pasar cosas. Cuando está enfadado es mejor.

—¿Usted confiaba en la continuidad de Griezmann en el Atlético de Madrid?

—Yo tenía fe. En el Barça solo sería uno más, con nosotros será un mito, una leyenda. Será eterno en el Atlético. Me veo reflejado en él. En mi época todos me decían que me fuera a un grande para ganar más trofeos. Ahora, 30 años después, aún me sueltan que si me hubiese ido al Barça, Madrid o Milán tendría un Balón de Oro. Puede ser, pero no tendría el cariño de tantos y tantos colchoneros. Es cuestión de principios.