Vuela hoy España a Moscú para iniciar el Mundial de verdad. Ese que no tolera errores ni distracciones como los que ha vivido la selección de Hierro en su peregrinaje por Rusia (Sochi, Kazán y Kaliningrado). Viaja con el malestar instalado entre los jugadores porque casi cada uno de los 23 tienen un motivo (o más) para sentirse señalados. Y descontentos. Viaja España con el eterno debate sobre la portería, aunque De Gea no sea el culpable, ni mucho menos, del desastre defensivo de una selección que ha perdido su fiabilidad. Él se siente señalado, pero no es el único que vive bajo la crítica.

«Hemos recibido más críticas de la cuenta», contó Carvajal, transformado en el portavoz del descontento que sacude a la selección donde se duda hasta de Hierro, que asumió el cargo provisionalmente mientras Lopetegui, a espaldas de la federación, fraguaba (y firmaba) su contrato con el Madrid. «Está más que capacitado para llevar esta selección, es un gran entrenador, estamos a muerte con él», dijo el defensa madridista. Descontento anda De Gea. Descontento se ve a Isco, pese a su buen partido ante Marruecos. Descontento está Iniesta, a quien llevan años intentando (sin éxito) jubilar.

«Con Andrés sobran las palabras, es uno de los comandantes de esta selección. No hay que ponerle en duda en ningún momento», clamó Carvajal, consciente de que ese clima de críticas cala, como lluvia fina, en la lujosa academia de Krasnodar. «Desde los 30 años llevo escuchando que estoy viejo», reveló Iniesta a Radio Marca. Tiene 34 años y todavía sigue siendo pieza capital de España. Descontento también va Silva, más discutido que nunca, a pesar de ser uno de los faros de la selección en estos dos últimos años. Descontento queda Thiago por no tener la continuidad que sí gozaba con Lopetegui. Descontento, además, se escuchó a Saúl, quien echa mucho de menos a Julen. Descontento, aunque se lo calla, puede sentirse Iago Aspas, un delantero lleno de efectividad. Minuto que juega, minuto que aprovecha.

«Llevamos dos años sin perder y hemos sido primeros de grupo, se podía dar un poco más de valor a todo esto», contó Carvajal. «Pocas selecciones pueden decir eso», admitió después el lateral del Madrid, asumiendo, eso sí, que España todavía no ha sido la España que se pensaba. Ni siquiera para ellos. «Tenemos que ser autocríticos y dar todos un poquito más», añadió.

Pero este malestar no es, en absoluto, comparable al cisma vivido con los periodistas en Italia-90, Estados Unidos-94, Francia-98 o Alemania-2006. Aquello eran verdaderas guerras civiles entre la prensa y el seleccionador de turno (Luis Suárez, Javier Clemente y Luis Aragonés). Ahora, pese a la irrupción de las redes sociales, son batallitas menores. Necesitan, como admiten los jugadores, dar «un poquito más», sobre todo, en el aspecto defensivo, la verdadera sangría de España por la que ha ido dibujando su declive desde que llegó a este Mundial. Solo así enterrarán ese malestar. «Debemos mejorar la concentración defensiva y más ahora en estos partidos de vida o muerte. O ganas o te vas para casa», sentenció Carvajal. «Nos han hecho gol con muy poco. Es una tarea pendiente que debemos resolver».