Original y diferente. La verdad es que nadie se queda impasible ante la Honda NM4 Vultus, ni los niños a la salida del colegio ni el resto de usuarios parados al lado en un semáforo. "La moto de Batman", "parece sacada de una película de Akira"... Todos estos y muchos más comentarios levanta la Vultus a su paso. Tímidos abstenerse porque pasar desapercibido con ella es imposible. La exclusividad emana de una estética única con una delantera ancha y angulosa que le permite destilar una imagen futurista.
Los guiños estéticos de la NM4 Vultus son patentes a lo largo de su silueta, desde las dos guanteras ocultas en el frontal pasando por un cuadro de instrumentos totalmente digital y que se puede elegir entre 22 tonalidades hasta una trasera minimalista con el asiento del pasajero que puede levantarse para ser utilizado como respaldo del conductor al circular en solitario, si se quiere.
Suavidad de conducción
La Vultus gustará o no pero uno no se cansa de mirarla. Pero lo mejor llega cuando toca circular con ella. Esta Honda es una sinfonía de suavidad y facilidad de conducción. La posición de conducción es muy cómoda pero a la vez permite controlar bien la moto a través del manillar.
La trasmisión DCT, con seis velocidades, nos permite elegir entre los modos automáticos: D para autopista y autovía, y la S para ciudad y carretera. Con el modo manual se puede cambiar de marchas con las levas situadas en la piña izquierda.
El motor ofrece una excelente respuesta a bajo y medio régimen, y en modo automático la conduciremos como si de un escúter se tratara. El bajo consumo es otra de sus bazas pues el depósito es pequeño. A pesar de ser una moto baja sorprende gratamente en carretera el nivel de inclinación al tomar las curvas. La frenada, con ABS, es una garantía a pesar de solo llevar un disco en el tren delantero. El espacio de esta Honda para el pasajero, que resulta justo y poco cómodo, y el volumen de los retrovisores al pasar entre coches son los únicos peros de una moto que parece salida de un cómic y va de cine.
