Se le ve relajado y sonriente porque sabe que por primera vez en años la marca dispone de un producto capaz de encajar tanto por prestaciones como por diseño y por precio en el mercado europeo. Su paso por Hyundai fue exitoso y ahora, en Infiniti, Jorge Belzunce sabe que la apuesta merece la pena. Con el Q50 las perspectivas de la marca en Europa crecen de forma exponencial y por primera vez se sienten capacitados de plantar cara a los grandes fabricantes premium alemanes.

--Cuando hablamos de Infiniti todo el mundo piensa en 'la marca de lujo de Nissan'. Lo que Lexus es a Toyota. ¿Se siente cómodo con esta descripción?

--Para nada. Infiniti es una marca con una identidad propia por derecho. En Japón tenemos fábrica donde solo se fabrican Infiniti y al igual que otras firmas alemanas no somos la segunda marca de ningún grupo empresarial ni de ninguna compañía madre. Somos Infiniti. Estamos orgullosos de pertenecer a la alianza Renault-Nissan, pero volamos solos. En el 2012 la marca movió su sede de Japón a China, a Hong Kong. Era la primera vez que sucedía algo parecido, y pasó porque la marca quiso demostrar que tiene identidad propia.

Estamos extendiendo la gama, extendemos nuestros centros de producción, y en el 2014 fabricaremos en Estados Unidos y China con el Q50 largo y a principios del 2015 saldrán de Sunderland (Inglaterra) los primeros Q30. No somos segundos de nadie. Incluso es más, muchos de los desarrollos tecnológicos de Infiniti pasan después al resto de la alianza. De los 22.000 ingenieros del grupo 4.000 trabajan exclusivamente para Infiniti. Eso no es ser una segunda marca. ¿No cree?

--¿Pero lo cree el gran público?

--Solo es cuestión de tiempo y de poner coches en la calle. Ahora empezamos a tener productos premium más asequibles. Pero el trabajo ya empezó hace años. La gente conoce Infiniti como marca, pero hasta ahora era esa marca que tenía coches que todo el mundo quería pero que no todo el mundo podía comprar. Eso va a cambiar ahora con el Q50.

--¿Qué significa el nuevo Q50?

--Un escalón muy importante para potenciar Infiniti como marca en Europa. Podríamos decir que confiamos en él porque es un coche muy vendible. La marca se fundó en 1989 pensando en el mercado americano, que sigue siendo el más importante ahora mismo, pero estamos abriéndonos, haciéndonos más globales, y Europa es muy importante para nosotros. Será como volver a arrancar con un producto más pensado para este mercado, con el primer motor de cuatro cilindros diésel, unos consumos de 4,4 litros y emisiones por debajo de los 114 gramos. Es una buena propuesta para Europa porque es un vehículo atractivo tanto a nivel emocional como a nivel comercial. Creo que estamos a la altura de nuestros competidores y debe significar entre el 75% y el 80 % de nuestras ventas totales europeas. Con el Q50 queremos dar un vuelco a la marca.

--¿Un renacimiento en Europa?

--Exactamente. Creo que por primera vez tenemos un producto capaz. Europa es el mercado más difícil desde el punto de vista tecnológico en el automóvil en estos momentos, y nosotros vamos a pegarnos con los mejores del mercado, y en su propia casa. Porque Infiniti ya no es una marca que quiere pensar en Europa sino que también fabrica aquí.

--¿Con quién van a pelear?

--Con los alemanes, no me importa decirlo. Audi, BMW y Mercedes-Benz, los premium europeos por excelencia. Tenemos un buen modelo posicionado en un estrato en el que ellos se habían colocado. Porque no olvidemos que son marcas que han empezado a vender modelos de segmentos más bajos y con precios más bajos. El estrato de los 60.000 euros que les era propio tampoco les ha resultado tanto. Por eso creo que con el Q50 estamos en la guerra. Una berlina como esta, por menos de 35.000 euros, es una buena noticia.

--¿Su objetivo con el Q50 es el cliente particular o piensan más en las empresas?

--No descartamos a ningún cliente, pero está claro que se trata de una berlina de representación a un buen precio, y el sector de flotas para directivos y ventas especiales centrarán buena parte de nuestros esfuerzos.

-- ¿Y a nivel global?

--No queremos dejar de crecer. Queremos ser la marca premium del futuro por nuestros propios medios, por nuestra propia senda. En cinco años queremos ser la cuarta marca del segmento de lujo y durante esta próxima década pasar de las 172.000 unidades a las 600.000. Somos ambiciosos, pero con cabeza. La gama crecerá el 60% en los próximos cinco años y también ampliaremos nuestra tecnología y nuestros motores. Hay que pinchar a los alemanes. ¿Por qué no?

--Lleva casi dos años al frente de la marca en España. ¿Se siente cómodo?

--¿Cómodo? Comprometido. Estamos orgullosos de mantener la calidad de nuestros productos y disponer de una atención al cliente y de una red de distribución muy profesionalizada. En España hay 15 centros Infiniti y uno en Andorra. Se ha trabajado muy bien, se ha sembrado y ahora podemos pensar en empezar a recoger los frutos. Hemos abierto un camino muy interesante.