Desde su llegada a Opel con el primer concept del Insignia en el 2002, Adams ha apostado por el estilo juvenil y atrevido. Su última contribución es el prototipo Monza. Sueña con hacer que los coches alemanes sean emocionales además de tecnológicos, algo que hasta ahora solo los fabricantes latinos habían utilizado como reclamo comercial.

--¿Qué ofrece Opel con relación a sus competidores?

--El diseño juega un papel clave en la decisión de compra. Razón y corazón están involucrados y queremos combinarlos de modo que cuando vean nuestros coches piensen: "Wow, qué gran diseño", y al verlo otra vez se aprecie su tecnología sólida. Queremos ser la marca alemana emocional.

--Su último concepto es el Monza. ¿Qué destacaría?

--Estamos centrados en hacer vehículos fáciles de conducir. La conectividad es un aspecto importante para nosotros y el interior cada día lo es más. El coche se ve por fuera, pero el 99% del tiempo estamos dentro. El Monza es un compendio de eficiencia y conectividad. La tecnología de proyección led y las interfaces serán perfeccionados y queremos ser líderes en este aspecto. El Monza es el principio.