El primer Range Rover Sport fue presentado como modelo de serie en el 2005. Vivió un cambio en 2010 y, desde finales del 2013, con el lanzamiento del tercero de la saga, el todoterreno británico se ha consolidado como una alternativa más deportiva al propio Range y a sus competidores. Representa la modernidad, la tecnología y la sofisticación. Está a la venta desde 66.000 euros.

El Range Rover Sport ha sufrido una evoqueización respecto a la anterior generación. Esto significa una línea mucho más dinámica y deportiva que empieza por rebajar la altura del techo en la parte posterior, logrando un efecto parecido al de su hermano el Evoque, aunque no tan extremo. Mide 4,85 metros de largo, es 14,9 centímetros más corto que el Range Rover y 5,5 más bajo.

Al tomar detalles del Evoque presenta una menor superficie acristalada para ofrecer un estilo más dinámico y sensación de mayor protección. En el interior del vehículo la imagen es más deportiva, con detalles específicos como la consola más elevada, acabados metálicos reales, volante más pequeño y grueso, techo panorámico total, asientos ajustables en 14 puntos y, novedad en la gama Land Rover, una tercera fila de asientos, vamos, un Range Rover de siete plazas.

El Sport hereda buena parte de las maravillas del Range Rover incorpora toda una serie de mejoras estéticas y dinámicas que lo hacen ser incluso más apetecible. La filosofía es evidentemente mucho más deportiva y el asfalto es su terreno natural, aunque no por ello renuncia a la batería de propuestas dinámicas y tecnológicas, donde el Range sigue siendo el rey del segmento. La gestión electrónica de la tracción con el terrain response de segunda generación es el sistema más envidado del mercado.

La tracción es total pero existen dos variantes, una con reductora y embrague multidisco en el diferencial central y la otra sin reductora y con diferencial central Torsen. Como equipamientos destaca el head-up display (proyección de imágenes con láser a color de datos en el parabrisas), conectividad wifi, sistema de localización del vehículo, detector visual de salida marcha atrás y reconocimiento de señales de tráfico.

Land Rover ofrece en el Sport una gama de cinco versiones, uno de gasolina (5.0 V8 de 510 CV), tres diésel (3.0 TDV6 de 258, 3.0 SDV6 de 292 y 4.4 SDV8 de 340 CV) y una híbrida (3.0 SDV6 HEV). Van asociados al sistema stop/start y a una transmisión automática ZF de ocho marchas.

RANGE ROVER SPORT HÍBRIDO

La versión híbrida cuenta con un motor diésel SDV6 de 292 CV y otro eléctrico de 35 kW (47,6 CV), que en conjunto dan 340 CV de potencia. De los tres modos de funcionamiento, el programa eléctrico (EV) permite recorrer hasta 1,6 kilómetros a una velocidad máxima de 48 km/h, algo muy útil para circular en entornos urbanos sin ruidos ni emisiones. El Hybrid acelera de 0 a 100 km/h en 6,7 segundos, con una velocidad punta de 225 km/h. Todo ello se combina con un consumo medio muy bajo: 6,4 litros.

Land Rover ha diseñado el Range Rover y el Range Rover Sport desde un primer momento con la idea de que puedan acoger un sistema de propulsión híbrido, de forma que el conjunto de baterías va ubicado por debajo del piso en una cuna protectora de boro y acero y no resta espacio ni al habitáculo ni al maletero. La versión híbrida mantiene la seña de identidad de sus compañeros de gama, no solo en lo que a diseño se refiere, sino también en comportamiento y equipamiento. Híbrido o no, el Sport es una apuesta segura en el mercado.