En medio de la oleada de cine-basura que nos invade, y que se suma a otras epidemias como la televisión--basura, la cultura--basura, la comida--basura y la literatura o la política--basura, resulta gratificante rescatar del pasado ejemplos y tal vez antídotos contra la oleada de vulgaridad que nos invade.

Uno de esos rescates necesarios acaba de programarlo la Filmoteca de Zaragoza, con su extraordinario ciclo sobre comedia clásica. Entre cuyas películas hemos podido ver Uno, dos, tres, de Billy Wilder, con James Cagney en una interpretación simplemente portentosa.

Wilder guionizó y dirigió esta sátira contra la guerra fría en un momento de máxima tensión entre los bloques, con el levantamiento del Muro de Berlín y la crisis de los misiles en Cuba amenazando con una conflagración universal. Las relaciones entre USA y la URSS era de una crispación muy próxima al odio, pero el genio de Wilder supo moderarlas en clave de comedia y arrancarles una sonrisa, incluso grandes carcajadas.

Donald Trump, dada su bufonesca figura, no necesita que le diseñen papel alguno, tan solo que se le deje interpretar el suyo, a sí mismo, para que la platea mundial pueda regocijarse con sus calaveradas y tarascadas en la opera buffa de la Casa Blanca... Salvo en aquella escena en la que aparecerá con el maletín nuclear apuntando a Irán. Capítulo que no tendrá nada de cómico, pues podría desembocar en una tragedia. De hecho, sólo la muerte anunciada de un centenar largo de iraníes detuvo en el último segundo el dedo de Trump cuando ya, como Comandante en Jefe de las tropas estadounidenses acuarteladas en el Golfo Pérsico, daba la orden de ataque.

Tampoco los monjes negros que gobiernan Irán con su dictadura teológica son menos ridículos que el presidente yanqui. Iluminados por su intolerante dios, trasladan a la población, para someterla, sus vetustos dogmas, atentatorios contra elementales derechos humanos. Religiosos con armas y secretos bajo las sotanas, su sectarismo repugna a una inteligencia libre.

Con estos elementos, Billy Wilder habría hecho otra espléndida comedia y, además, con final feliz.