El 3 de febrero de 1901 nació en Chalamera Ramón J. Sender, considerado por los expertos mundiales como uno de los mejores escritores del siglo XX. Su legado ha sido ampliamente estudiado, y sus obras gozaron de cierta popularidad en décadas pasadas. Sin embargo, su enorme figura pasa desapercibida en tiempos de youtubers y literatura frívola, a pesar de los sobresalientes esfuerzos realizados en el pasado por instituciones como el Instituto de Estudios Altoaragoneses, dependiente de la Diputación Provincial de Huesca. Hoy que se cumplen 120 años del nacimiento de Sender y este instituto vuelve a preparar una serie de actos que reconozcan su figura y la acerquen más a las nuevas generaciones de aragoneses. Asimismo, pretenden extender su figura más allá de la comunidad autónoma, en Madrid e incluso América, continente que le acogió en su largo exilio y en el que se integró y se dejó cautivar por su civilización.

Es una excelente iniciativa la del Instituto de Estudios Altoaragoneses, entidad dirigida por Alberto Sabio. Su centro senderiano, coordinado por Luis Gómez Caldú, tiene que convertirse en visita obligada cuando se acuda a Huesca y debe convertirse en un referente más de la dinámica vida cultural de la capital altoaragonesa, que además tuvo como alcalde a su hermano Manuel, amigo de Ramón Acín, ambos fusilados en 1936.

La huella de un Sender que a pesar de su vocación universal nunca olvidó su origen aragonés debe formar parte de los currículos académicos y exige la coordinación de todas las instituciones de la comunidad para preservarla y difundirla. Asimismo, hay que exigir a las instituciones del Estado el mismo interés por una figura clave del siglo, que conoció y estuvo implicado en los principales avatares políticos y sociales de España hasta 1936, y que es una figura fundamental del exilio. Por tanto, si otras figuras como Manuel Azaña, Rafael Alberti, Antonio Machado o el turolense Luis Buñuel han gozado del interés por parte de las autoridades nacionales y han sido objeto de homenaje y de exposiciones nacionales, Sender no puede quedar atrás y merece ese gran reconocimiento del que nunca ha sido objeto.

Por otro lado, hay que aplaudir el interés y el trabajo realizado desde el Instituto de Estudios Altoaragoneses y otras entidades como pequeños ayuntamientos que siempre han proyectado su figura desde sus modestas economías públicas, como el Ayuntamiento de Alcolea de Cinca. También editoriales como Contraseña, entre otras, siempre atentas para perpetuar el legado de un escritor de talla universal.