La Historia se usa frecuentemente para fomentar el nacionalismo de los pueblos, tanto en dictaduras como en democracias. Por ello, si la Historia se subordina a la consecución de tal objetivo, presentará una visión determinada del pasado, falsificándolo u ocultándolo en parte.

Ha levantado en España una gran polémica la carta del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), al rey Felipe VI instándole a disculparse por nuestros abusos cometidos en la conquista de hace 500 años sobre los pueblos mexicanos. La respuesta negativa por parte de la sociedad española quizá esté relacionada con la visión recibida en la escuela sobre nuestra actuación en América.

Nuestro conocimiento sobre ella es escaso ya que tiene poca presencia en el currículo escolar. No es hasta 5º de Primaria cuando se empiezan a estudiar los viajes de Colón y sus secuelas. Luego en 2º y 3º de la ESO aparece de nuevo. Finalmente en 2º de Bachiller en Historia de España, en una etapa ya postobligatoria.

Según el profesor de Didáctica de las Ciencias Sociales de la Universidad de Murcia, Raimundo Rodríguez Pérez, a pesar de esa escasa presencia curricular de la América colonial, cada vez hay más gente de acuerdo con las disculpas solicitadas por AMLO, sobre todo, en la juventud y gente progresista. «No hay unanimidad…» El problema de España es que pasó de ser un imperio a una nación débil, sin término medio, y eso no ha sabido asumirlo. Le cuesta reconocer sus clarososcuros históricos, pero también resolver sus problemas internos.

La historia de nuestra llegada a América incluye matanzas realizadas por el ejército de Hernán Cortés o la ejecución del inca Atahualpa. Hay que reconocer que estas campañas militares de conquista fueron sangrientas y muy relevantes en la historia, pero hoy a inicios del siglo XXI resulta para cualquier español poco atractivo reconocer que oprimir o explotar un territorio es algo doloroso.

Durante el franquismo el avance español en América se enseñó como hazañas majestuosas, como señala el historiador británico experto en España y el Imperio español, Henry Kamen. Esta visión caló en muchos españoles. Pizarro y Cortés los vimos como héroes. El mismo uso de la palabra conquistador, significaba una extraordinaria valentía, capaz de alcanzar cualquier cosa. Esa visión triunfalista se remonta a los inicios de la historiografía española sobre América en el siglo XIX, que coincide precisamente con las independencias de nuestras colonias en América. Tal visión triunfalista se explica, como compensación, porque los españoles se sintieron privados de un imperio que sentían que merecían.

Rodríguez, en cambio, observa cambios en los últimos años. Apenas hay referencia a la parte bélica, a la imposición a los indígenas. Ahora se estudian las civilizaciones prehispánicas como la maya, inca o azteca… Sus avances tecnológicos, las grandes pirámides, Machu Pichu, el calendario, etc. Hace 50 años el Imperio español era muy estudiado. Hoy los manuales se enfocan hacia los nuevos productos traídos de América y los descubrimientos geográficos. Los conquistadores se citan pero quitándoles su parte violenta. Se estudia la organización económica, como la mita y la encomienda; Bartolomé de las Casas y Antonio Montesinos, como defensores de los indios.

El ministerio, en el currículo, decide los contenidos en cada etapa, aunque las directrices son muy generales. Entre los 50 estándares de aprendizaje evaluables en los tres primeros cursos de la ESO solo aparecen tres sobre América colonial: conocer los principales hechos de la expansión de Aragón y Castilla en el mundo; explicar las causas que condujeron al descubrimiento de América para los europeos, su conquista y colonización; y sopesar interpretaciones conflictivas sobre la conquista y colonización de América. Luego esos contenidos aparecen en los manuales que elaboran las editoriales. Y estos son los únicos textos de historia de América que leeremos muchos españoles.

Los manuales tratan de ser objetivos en los hechos pero, como en toda selección, hay una subjetividad sobre qué incluir. Pero evitan las cuestiones polémicas o sangrientas donde nos impusimos por la fuerza. Mas en la época de internet esto es una ingenuidad, ya que cualquiera puede buscar información.

Por ello, los alumnos españoles reciben una información escasa y poco polémica sobre la América colonial. Pero esto pasa también sobre la guerra civil, la dictadura o la Transición.

Rodríguez afirma que hay que ampliar la historia de América en nuestras aulas, donde cada vez hay más latinoamericanos, los cuales se aperciben de que lo que se les enseña no coincide con lo que oyen en sus casas.

Hay que hacer un esfuerzo para que los alumnos entiendan que no todos valoran igual la conquista o la descolonización. Lo que para nosotros es el Desastre del 98 para un cubano es lo contrario. El libro de Kamen Pequeña historia de la conquista de América rompe esa visión nuestra parcial.

En abril del 2018 el onubense Ricardo Bada publicó el artículo A 525 años del descubrimiento de Europa, indicando que el 15 de marzo de 1493, la carabela en que regresó Colón de su viaje a las Indias por Occidente arribó al puerto de Palos con seis indígenas, por lo que se descubrió Europa por los americanos.

Esa fecha del 15 de marzo de 1493 es tan histórica como la del 12 de octubre de 1492.

*Profesor de instituto