Las obras del pintor malagueño Pablo Ruíz Picasso siempre han estado envueltas en historias de múltiples interpretaciones. Una de esas obras es el archiconocido cuadro de Guernica, expuesto permanentemente en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. Esta pintura cumple 80 años desde que Picasso la pintó y no sé si habrá otro cuadro en la historia de la pintura, quizá el de las Meninas de Velázquez, del que más se haya popularizado su estudio, debido, principalmente, a que se le ha dado una narrativa que no tiene como secuencia histórica, en realidad no deja de ser una alegoría al hecho bélico. Sin duda es una obra impactante a pesar de contar, formalmente, con escasos recursos plásticos, aun así, ha supuesto que sea una pieza fundamental en la obra de Picasso. Esta pintura está rodeada de unas características poco comunes, por un lado sus enormes medidas y, por otro, su trascendencia mediática, esto último ha ayudado a que siga estando envuelta en versiones contradictorias sobre el uso del título y su relación con el bombardeo de Guernica. Estudios y tesis avaladas por documentos dicen que Picasso la expuso en el Pabellón Español de la Exposición Internacional de París de 1937, sin poner título alguno, es posteriormente cuando deciden reinterpretarla por coincidir, en el tiempo, con los hechos del bombardeo por la Legión Cóndor. En la obra no hay ninguna referencia a la ciudad de Guernica, pero tampoco es condición sine qua non que la tuviera que haber. En cualquier caso, la escenificación de la obra del Guernica, dejó claro el horror de la guerra que, a nuestro pesar, sigue vigente en muchos frentes internacionales. Goya también nos contó, en sus Desastres, la cruda realidad de la capacidad que tiene el hombre de generar mortandades.

*Pintora y profesora