En vísperas de conmemorar el Día Internacional de la mujer trabajadora, de esos derechos que se reivindican desde siglos, una es consciente de que hay cosas que no evolucionan al ritmo que la capacidad humana tiene para otros aspectos. Algunos temas relacionados con la mujer subyacen enquistados, mantenidos por no sé qué intereses, seguro económicos, que no ayudan a distinguir lo que debe prevalecer y lo que se debe eliminar, y una de las cosas que habría que borrar de la faz de la tierra, son los concursos de misses. Las cifras 90-64-92 y 88-60-90 no son números aleatorios sino las medidas corpóreas de las misses de Zaragoza y Teruel. Cual reses que entran en un mercado, son examinadas por los mirones para valorar su aspecto, las ven desfilar en ropa interior dentro de un ambiente descontextualizado y lo más terrible es que aún existen mujeres que se prestan a este humillante espectáculo con la pretensión de hilar con la moda o la publicidad, siendo como hay agencias para estos trabajos. Todo esto contradice el sentimiento y el sufrimiento de muchas mujeres que siguen luchando por un reconocimiento humano y social.

*Pintora y profesora de FP