El Gobierno de Aragón está a la espera de recibir 20.000 mascarillas procedentes del Ministerio de Sanidad para atender la demanda sobre todo del personal sanitario que está trabajando sin descanso y que debe ser el más protegido por razones obvias, al tratar con pacientes y con muchos casos que han dado positivo en el coronavirus. Hay muchos trabajadores del sector sanitario que protesta por la falta de equipos de protección, una protesta a la que también se ha sumado Ceos y Cepyme. A pesar de ello, la presión asistencial en Aragón está siendo baja, pero no debe bajarse la guardia como reiteran las autoridades sanitarias aragonesas, puesto que aunque nos podemos acercar al pico de la epidemia, los días más difíciles están por venir y no sabemos si esa presión asistencial aumentará y podrá crear problemas en los centros hospitalarios. Conviene en estos días de máxima preocupación no crear más estados alarmistas del que ya de por sí tiene una de las crisis más graves que ha vivido la Humanidad de forma global desde la II Guerra Mundial. Pero también es preciso que las autoridades se afanen para atender la demanda y abastecer de equipos de protección a quien más lo necesita. Llama la atención ver a muchos ciudadanos con su propia mascarilla mientras personal sanitario denuncia que no tiene. Del mismo modo, es de agradecer el gran número de donaciones privadas que han dado a las instituciones un buen número de mascarillas, pero también resulta llamativo que haya entidades con muchos ejemplares mientras la administración no tiene suficientes.

Uno de los mayores riesgos de esta epidemia era que se colapsara el sistema, y ese era además una de las mayores preocupaciones de todas las administraciones. Además del drama personal que está significando para muchas familias, el problema colectivo es de gran magnitud precisamente por la saturación de los centros hospitalarios, algo que por fortuna no sucede de momento en Aragón.