La detención de dos menores como presuntos autores de la quema de varios contenedores el sábado en la calle Martín Ruizanglada de Zaragoza, es el primera paso para lograr acabar con el vandalismo urbano que le cuesta miles de euros a las arcas municipales. El segundo paso es que los jueces apliquen la ley con dureza, para que sirva de escarmiento y que los vándalos vean que no es rentable destruir y poner en peligro propiedades privadas, e incluso la vida de personas, porque cuando sean pillados van a pagar muy caro sus fechorías.