La revista de la Academia de Ciencias de Madrid ha irrumpido en el mundo de las noticias de impacto a cuenta del artículo de uno de sus doctos miembros, Baltasar Rodríguez-Salinas, en el que dice demostrar matemáticamente la finitud del Universo y la existencia de Dios. Que haya gente así en las faunas académicas no sería noticia, pues todo el mundo puede imaginar cómo se alcanzan, por lo general, este tipo de oropeles. Lo que ha obligado a abrir las puertas de los medios de difusión nacional al suceso ha sido que el artículo ha llegado a las páginas de la publicación tras votación plenaria y después de que tres, solamente tres, académicos se hayan negado a que con su nombre se avalara el pago con dinero público de la difusión de las majaderías reaccionarias de Rodríguez-Salinas. Que solamente haya habido tres, sí es grave. Porque los restantes señores, son individuos que evalúan a alumnos y a profesores, que seleccionan becarios y que reparten dinero para la investigación en este país y, sin embargo, no han tenido empacho alguno en admitir las fantasías que un coleguilla mediocre ha tenido la ocurrencia de pretender matematizar... *Profesor de Universidad