Como arquitecto con discapacidad que se desplaza por la ciudad en silla de ruedas quiero hacer llegar mis reflexiones más recientes sobre accesibilidad y covid-19 y cómo las ciudades tendrían que adaptarse para afrontar mejor las pandemias.

Con esto del coronavirus, es la segunda vez que experimento un accidente. El primero, es el accidente de tráfico que sufrí hace siete años. Eso fue más personal y he podido superarlo. El accidente fue horrible. Fue en Ecuador porque mi novia, que la conocí en Harvard, era de allí. Ella murió y yo casi. Solo tenía un 10% de posibilidades de vivir. Incluso a mi madre le solicitaron donar mis órganos. Estuve cinco meses en coma y un año confinado en el hospital Vall de Hebrón. El confinamiento de ahora es mucho más fácil para mí. He recuperado mi vida sentimental, tengo una pareja. A pesar de todo lo que me ha pasado con este accidente he conseguido ser feliz y más fuerte.

Esta pandemia es el segundo accidente, que es más global y afecta a más personas. De hecho, cambiará todo y mi vida profesional será otra, pero entre todos lo superaremos.

Accesibilidad universal

El diseño de la accesibilidad es también un instrumento efectivo para abordar la situación creada por una pandemia como la covid-19. La forma actual que tenemos de organizar la ciudad se tiene que replantear. Las nuevas formas de relacionarse que van a surgir, requieren una planificación urbana compatible con la creación de una ciudad más accesible para personas con discapacidad y en consecuencia para todas las personas.

La planificación del espacio es un tema vital. Hoy mas que nunca se requiere mantener una cierta distancia entre las personas para evitar contagios. Cada vez que cruzo una puerta me doy cuenta de lo importante que es el espacio. El diseño de puertas y pasillos más anchos como propone la normativa para la accesibilidad universal corresponde con la distancia de seguridad de dos metros que se recomienda durante esta pandemia. Es una distancia que permite a todos movernos de forma autónoma y segura. Así como en las directrices para la accesibilidad se han argumentado.

De acuerdo con la accesibilidad universal: «Significa, que un entorno es plenamente accesible cuando todos los caminos de ese entorno son accesibles, de modo que una persona con discapacidad no vea interrumpida o dificultada la realización de sus actividades porque uno de los caminos, un entorno o espacio, no es accesible y no le permite avanzar en su recorrido de forma autónoma».

Diseño interior

Nuestras viviendas, su localización, el diseño interior del hogar ganan ahora aún más prioridad. Durante este confinamiento se ha puesto más en valor lo funcional que es tener, por ejemplo, terraza. La arquitectura accesible nos da herramientas para reforzar y flexibilizar el diseño adaptado a las necesidades que en algún momento de la vida se requiera. Busca un equilibrio cuerpo-mente, en definitiva, una simbiosis con la naturaleza, que nos permitirá construir un futuro más confortable, sano y seguro para toda la vida.

El covid-19 nos obliga a pensar en los espacios interiores de nuestras casas. Intentamos hacerlas más confortable. La arquitectura ayuda a crear sitios donde las personas nos sintamos identificadas. Tener identidad es importante para los seres humanos. Históricamente las ciudades se planificaban teniendo en cuenta la salud de las personas. Por eso se hicieron los vertederos, alcantarillas y se instalaron lavabos en cada casa. La salud influye de forma importante en el urbanismo. El ser humano y su salud fue y será el principal enfoque para la planificación urbana en esta nueva etapa. Juntamos esfuerzos centrándonos más en las personas, para luchar contra el covid-19 o las pandemias que puedan venir y mejorar la accesibilidad de todas las personas.

Movilidad en progreso

Referente a la movilidad, estamos observando que las personas que tienen un coche (diseñado para al menos cuatro personas) viajan solas por miedo al contagio. Antes de la pandemia, compartir el coche era lo recomendable porque se ahorraba en costes y eso significaba beneficios para el medio ambiente. ¿Qué sucederá ahora con la nueva situación surgida a raíz de la covid-19? Seguramente veremos en el futuro próximo más desplazamientos en coches con una sola persona y eso impactará de manera significativa en la sostenibilidad y el medio ambiente. La solución tendrá que pasar por la utilización del transporte público, asegurando el necesario espacio entre los viajeros. Será esencial disponer de un servicio de transporte eficiente y más frecuente. Habrá que evitar que las personas estén agrupadas en un mismo lugar esperando el bus o el metro. Un transporte público mejor dotado evitará aglomeraciones y eso también beneficiará a las personas con discapacidad. Así como también se espera que las motos y las bicis ganen más adeptos.

Volviendo a la actividad

En los lugares de trabajo será necesario organizar turnos de entrada y salida flexibles. Y eso permitirá organizar los transportes de otra manera evitando los atascos de tráfico en horas puntas. El teletrabajo también se convertirá en habitual si queremos proteger al medio ambiente y asegurar nuestra salud. Esta nueva manera de vivir, sin tantos desplazamientos, está totalmente acorde con la vida que las limitaciones imponen a las personas con movilidad reducida.

El ocio y las actividades recreativas evolucionarán, para adaptarse a las normas de protección de la ciudadanía, evitando muchedumbres en un solo lugar. Será un ocio más a distancia y creando más espacio entre los espectadores.

Seguramente se consolidarán formas de ocio virtuales como hemos podido comprobar durante este periodo de confinamiento. El fútbol, las discotecas, y los conciertos serán lugares menos seguros en términos de salud y seguramente muchas desaparecerán gradualmente. Estas nuevas maneras de entretenernos permitirán una mayor oferta a las personas con movilidad reducida disfrutar in situ de la cultura y el ocio.

Servicios

El imperativo de crear distancia física entre personas proyecta la necesidad de conciliación con una buena educación y asistencia sanitaria. La proximidad de estos servicios de donde vivimos es crucial para reducir la utilización de transporte. Se requiere una replanificación y también la creación de más servicios en los lugares donde faltan. Creando equilibrios podríamos convivir en el futuro. La atención que nos proporciona el sistema de salud con nuestros médicos y enfermeras, ha sido crucial en esta crisis, y se hace necesario que su atención llegue más rápido a las personas con discapacidad y más vulnerables.

Por y para las personas

Como dice Richard Sennett «hay que promulgar la ciudad sana». Las enfermedades afectan a ricos y pobres. Sin embargo, las necesidades de accesibilidad son iguales para los dos y en general para todos. La cuestión por debatir es otra. Ahora de lo que se tiene que hablar es de una planificación urbana que evoluciona para distribuir los servicios indispensables con el fin de atender a todas las personas desde las más vulnerables hasta las de menor vulnerabilidad, en tiempo y forma. De esa manera se consigue una mayor igualdad. Crear conciencia -en este sentido- de que el urbanismo accesible es también un urbanismo para las pandemias y por tanto nos ayuda a abordar la accesibilidad como algo útil y no limitado a la discapacidad.