En pocos días la rampa que se ha instalado en el edificio Paraninfo posibilitará que cualquier ciudadano que no pueda subir escaleras acceda a su interior, cosa que hasta ahora sólo era posible entrando por detrás. Por fin. Un edificio emblemático que se ha convertido en los últimos años, en todo un referente cultural, uno de los más visitados gracias a la programación de la vicerrectora responsable, no podía seguir inaccesible para un importante número de ciudadanos que van en silla de ruedas. Lo denunciamos en esta columna hace años y por fin, la constancia del equipo rectoral ha conseguido superar todos los inconvenientes que se ponían por razones estéticas. Como se preveía la rampa instalada en nada desmerece ni deteriora el edificio construido por Ricardo Magdalena en 1893. Es un edificio declarado Bien de Interés Monumental y por tanto se puede entender el cuidado en su conservación. Pero la rampa planteada para nada afecta a la fachada propiamente dicha y sólo criterios estéticos más que discutibles justifican el retraso en construirla con los permisos requeridos. La accesibilidad a los edificios públicos para cualquier ciudadano es un derecho indiscutible. Los colectivos afectados por cualquier discapacidad reclaman una sociedad accesible, sin barreras. Tenemos que poner en la agenda política la igualdad de derechos de toda la ciudadanía. La accesibilidad a la información, el acceso al trabajo, a la vivienda- siguen siendo objetivos pendientes. Todas administraciones son responsables.

Profesor de universidad