Es increíble el acoso al que se está sometiendo al gobierno del PSOE desde los distintos ámbitos de la derecha política y social. El mero hecho de ganar democráticamente unas elecciones y llevar a cabo parte de su programa electoral ha sido suficiente. Ni siquiera ha sido necesario que se sintiesen perjudicados en sus intereses económicos como resultado de políticas orientadas a una mejor distribución de la riqueza.

El núcleo duro del Partido Popular, siguiendo la estela de Aznar, niega legitimidad al resultado del 14-M y, para reparar semejante injusticia todo vale con el objetivo de debilitar al Gobierno y provocar el adelanto de las elecciones. Los intentos de Zapatero de mantener el máximo nivel de diálogo, de rebajar la crispación o el reconocimiento de errores cometidos no van a ser valorados por el PP, los va a interpretar como muestras de debilidad.

El Gobierno no puede caer en las provocaciones de la derecha y debe seguir con el talante Zapatero que tanto es de agradecer, pero a la vez tiene que mantenerse firme en las convicciones, tiene que seguir apostando por la defensa de valores como la paz, la solidaridad, la discriminación positiva, el mejor reparto de la riqueza o la ampliación de los derechos civiles y por supuesto, con los ritmos que la situación política aconseje, ser fiel a su programa electoral, que es el compromiso adquirido con la ciudadanía.

También hay que evitar cometer errores como los cometidos recientemente por el PSOE y el Gobierno. No se pueden repetir las ausencias de diputados en el parlamento que impiden aprobar una ley ni declaraciones inoportunas como las del ministro de Exteriores en un programa de televisión.

A la derecha española no le preocupa extender la crispación a la sociedad y la respuesta social que tenemos que dar es la de defender nuestros criterios con decisión, evitando caer en una espiral de confrontación, pero sin ceder a ningún tipo de chantaje.

*Sindicalista