Un acuerdo político y social en torno a Yesa no sólo es posible sino que es absolutamente necesario. Aragón no puede permitirse en estos momentos tener abierto un frente interno tan conflictivo como el que plantea el recrecimiento de dicho pantano a cota máxima, inundando tierras y pueblos. En este caso, como en otros similares, la única alternativa razonable consiste en sentarse a la mesa, dialogar y estudiar otras opciones... que las hay.

Chunta Aragonesista, referente político del movimiento anti-pantanos se ha mostrado dispuesta a aceptar una salida pactada siempre que el consenso sea general . En el Alto Aragón, los ayuntamientos también se inclinan por la negociación. Se están produciendo acciones de intermediación a través de la Fundación Ecología y Desarrollo. Y existe al fin la sensación de que no cabe seguir por más tiempo dejando que el problema de Yesa, como el de algún otro pantano, se pudra sin que nadie haga nada. Ojalá entre los regantes y algunos responsables institucionales renuentes todavía a poner en duda el recrecimiento máximo surja un espíritu similar y acepten sumarse al diálogo. Si es así, sólo el PP se quedaría al margen; a solas con la intolerancia y el trasvase.