El documento de bases de la política del agua de Aragón, enviado por la DGA para su estudio a decenas de instituciones y asociaciones relacionados con la cuestión hidráulica aporta importantes novedades en la postura defendida hasta la fecha por el Gobierno de Aragón respecto a las grandes presas. Entre otras cuestiones, el estudio se inclina claramente por rebajar la cota de Yesa para no inundar el municipio de Sigüés y por sustituir el embalse paralizado de Santaliestra por uno mayor en la zona regable del Canal de Aragón y Cataluña. Es pronto para saber si al final DGA y Medio Ambiente se pondrían de acuerdo en éstas y en otras obras polémicas previstas en el Pacto del Agua de Aragón, pero está claro que se ha llegado a un momento clave en el que ya no valen inmovilismos respecto a las inversiones prometidas. Han pasado doce años desde que se firmó el Pacto del Agua y no se han conseguido avances. Los colectivos a los que ahora se pedirá opinión para aprobar ese documento tienen la oportunidad de demostrar madurez y olvidarse de posturas maximalistas. O nos aclaramos y sabemos lo que queremos, pactando en los temas más polémicos, o volveremos a vivir una década de mucho ruido y pocas nueces en materia hidráulica.