El consejo de administración de Aramón certificó ayer el final de la temporada de la nieve en Aragón sin ni siquiera haber empezado. Un mazazo definitivo que sella toda la esperanza de mitigar mínimamente las pérdidas en las comarcas aragonesas que tienen estaciones de esquí. La decisión contó con el apoyo de todos los miembros del consejo salvo el del representante del PP, que consideró un error y un golpe absoluto la decisión. El malestar es evidente entre muchos alcaldes y empresarios de la zona, que consideran que el holding, participado al 50% por el Gobierno de Aragón e Ibercaja, cercena las expectativas de unas zonas que llevan varios meses sin ingresar millones de euros de los que depende su economía, especialmente entre noviembre y abril.

La decisión adoptada puede interpretarse desde muchos puntos de vista, al igual que el juicio sobre la oportunidad o no de tomar una decisión tan contundente. Existía la esperanza de que la buena evolución de la curva epidemiológica y la posible relajación de las medidas adoptadas permitiría a estas pistas abrir al final de la temporada y aprovechar al menos el mes de marzo y parte de abril. De hecho, parece una contradicción que ahora que es posible que se pueda favorecer la movilidad interprovincial se cierre la temporada. También es cierto que está por ver que el Gobierno de Aragón vaya a adoptar medidas que faciliten el acceso a estas comarcas y que se relajen las medidas. Es una opción que se contempla, pero aún no está tomada la decisión.

Hay quien opina que el consejo de administración de Aramón ha pensado únicamente en sus intereses y los ha antepuesto al interés general de una zona que vive y depende del negocio que genera el deporte blanco. También es cierto que, aunque se alivien las medidas, conviene evitar aglomeraciones y actividades que puedan favorecer los contagios, ya que aunque el número de contagios esté descendiendo, la amenaza sigue presente y va a durar todavía unos meses.

El Gobierno de Aragón ha diseñado un criticado plan Remonta pensado para compensar en parte las pérdidas generadas en estas comarcas. Además de favorecer la contratación directa a un millar de personas (con el apoyo económico de los municipios implicados, lo que ha generado críticas de estos por considerar que no tienen capacidad financiera) también se fomentaba la subvención de forfaits y abonos. Con el cierre definitivo, no es pequeña la cantidad que el Ejecutivo autonómico se va a ahorrar. Lo único claro es que este año se ha acabado la temporada sin ni siquiera haber empezado.