Estoy dando las últimas pulsaciones a unas teclas que remiten inexorablemente a EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, una columneta durante 25 años mantenida, en los últimos tiempos una vez a la semana, antes dos o tres veces. Tantas cosas. Tanto aprecio. Tanta libertad. Pero todo debe acabar, nuevos tiempos, nuevas voces, otros proyectos. Todo termina y hoy es mi último día para decirles gracias a los lectores, a los jefes, a quienes me han vituperado y a los que me seguían con cariño. De Picos Pardos se retira pensando que algo nuevo y mejor nos espera a quienes hemos creído y lo seguiremos haciendo en un proyecto moderno, progresista y aragonés hasta las cachas. Como es la hora del adiós y de pasar el relevo a voces (palabras) más en consonancia con los tiempos venideros, me permito llorar por mis errores, escribir 1.500 caracteres, difícil tarea para decir algo, en cinco escasos minutos y sin jamás haber corregido una sola palabra. Pedir perdón por mi libertad, por mi heterodoxia, por mi rabiosa independencia, por mis errores de apreciación, por una amable iconoclastia incluso, siempre respetada tanto por mis amigos Miguel Ángel Liso y Jaime Armengol, Nuria presente. Los nuevos tiempos exigen otras voces, nuevas plumas, nuevas ideas, pero sobre todo que ustedes lean, que apuesten por un medio donde la libertad, siempre condicionada por coyunturas, modas e intereses, está presente. Tecleo llorando, mas las lágrimas del adiós no me impiden cumplir con los cinco minutos y sin corregir. Lean, lean mucho, sobre todo este periódico libre y plural.

*Profesor de universidad