En vísperas de un supuesto referéndum sui generis, hoy debería ser un día de reflexión, como ha sido en los 40 años de democracia que llevamos en nuestro país. Pero los ánimos en Cataluña están crispados, desean que estén crispados; el victimismo ronda como estrategia de provocación. Demuestran sentirse despreciados, ninguneados por el gobierno central, así lo declaran sus dirigentes políticos; en las calles hay manifestaciones con violencia, por lo que no creo que estén para pensar en ninguna otra opción como la de quitarse la venda de la manipulación nacionalista. Es muy difícil que lleguen a esa posibilidad, son demasiados años los que llevan adoctrinados a través de los gobiernos independentistas y, como todos los regímenes autoritarios, lo hacen desde las bases, desde los centros escolares, empezando por manipular los textos de Historia e imponiendo su lengua oficial a todo aquel que quisiera integrarse en la sociedad catalana, con la clara intención de crear un sentimiento patriótico de nación, cayendo en una visión reduccionista de la realidad. Yo me puedo sentir española, aragonesa y de mi pueblo, y ciudadana del mundo cuando viajo, ¿qué significa ser patriota, nacionalista en el caso de Cataluña? ¿Luchar y defenderse de un supuesto enemigo que no es otro que el resto de los ciudadanos de este país? Es la misma teoría que tenía ETA en el País Vasco. Esos profesores de Secundaria que han puesto en la calle a los alumnos envueltos en la estelada no es un hecho anecdótico, evidencia como el adoctrinamiento sigue funcionando (como lo hizo el dictador en la escuelas nacionales) imponiendo su pensamiento. Busquemos en el fondo de la teoría del conocimiento, de la gnoseología para encontrar el saber cómo, quizá lleguemos a entender algo.

*Pintora y profesora