En el entorno el alcalde de Utebo, Pascual Abós, no ha causado gran sorpresa la brutal agresión que ayer sufrió el edil, su esposa y sus dos hijas en su propio domicilio. Se veía venir. Desde hace cinco años, Abós sufría el permanente acoso del policía local que ayer le apuñaló con una navaja automática tras apuñalar también a una de sus hijas. Desde hace cinco años era continuamente vigilado por el agresor, que se había convertido en su sombra después de que se le hubiera abierto un expediente y le fuera retirada el arma precisamente por las continuas amenazas al alcalde. Lo inexplicable es que con estos antecedentes, expresados ante los tribunales en distintas ocasiones y en las reiteradas denuncias que Abós había interpuesto contra su agresor ante la Guardia Civil, el edil no gozara de una protección que le permitiera ir por la calle sin tener que soportar la pesadilla que a punto estuvo de terminar ayer en una enorme tragedia.