Avanzar en el consenso hidráulico, ese es el máximo objetivo de la Comisión del Agua de Aragón, que se reunió ayer por primera vez para formar ponencias y ponerse a trabajar. En este organismo hay representantes de los agentes sociales, económicos, instituciones, asociaciones y todos los partidos políticos, por lo que la pluralidad de los debates debería estar garantizada. Pero no basta sólo con eso, hay que garantizar también la eficacia y la madurez del debate para que no se empantane en un proceso de agravios. Desde que se constituyó este organismo aragonés la política hidráulica ha sufrido algunos cambios, alguno tan trascendente como la paralización del trasvase del Ebro tras el cambio de Gobierno. Ese debe ser el primer punto de partida en el debate, porque no conduce a nada a lamentar cualquier tiempo pasado o ignorar la realidad aragonesa, que pasa por hacer un uso racional del agua como elemento de futuro. Y también de cohesión.