El debate sobre una semaforización flexible en Zaragoza que permita a las bicicletas pasar semáforos en rojo ha llegado demasiado pronto, cuando todavía queda mucho por hacer para garantizar la convivencia entre ciclistas, peatones y conductores. La capacidad de adaptación de unos y otros ha sido positiva, pero no está claro, por mucho que los colectivos ciclistas la jaleen, que sea una buena idea colocar estos semáforos para invitar a los ciclistas a ir por la calzada. Y menos comenzando en Independencia, apenas un año y medio después de haber apostado por un carril bici sugerido.