El derrumbamiento de la iglesia de Santa María de Olvés parece que es cuestión de meses o de días pero nadie mueve un dedo para impedir la destrucción del edificio y los posibles daños que puede causar al venirse abajo. La DGA deja toda la responsabilidad en manos del Obispado pero el obispo dice que la culpa es del suelo y que no tiene dinero para acometer una obra semejante. Esta situación se repite en varios puntos de Aragón. Buena parte del patrimonio religioso amenaza con venirse abajo ante la indiferencia de la Iglesia y las administraciones, que con catalogar Bien de Interés Cultural estos edificios dan por concluido el trabajo.