Yo no sé cuándo los zaragocistas vamos a tener una temporada futbolística sin sobresaltos ni zozobras. No sé. Una temporada en la que pudiéramos mirar a los últimos puestos de la clasificación únicamente a título de curiosidad, con cierto aire de distancia, sin la ansiedad de estar implicados en ellos. Pero las cosas en el Real Zaragoza son como son: equipo a la baja, de perfil rudimentario, de mínimas aspiraciones reales, de trasnochados parámetros. Y aún sería más perverso --todavía no lo es-- que la afición llegara a aceptar tal situación y a creer, de manera inducida, que el futuro zaragocista no es mejorable con respecto al desatinado y mediocre presente. No al conformismo.

Ahora, cesado Flores, le toca a Víctor, revulsivo Muñoz, ya lo fue en aquella promoción contra el Murcia para evitar el descenso. Víctor comenzó a jugar de extremo derecho en Salesianos, después lo hizo en La Romareda, y junto a Lapetra y Planas completa el podium de honor del fútbol aragonés. El zaragozano posee además conocimientos técnicos incuestionables, pero si no le traen (o se inventa) un Belsué y un Aragón y un Morientes, no lo tendrá fácil.

*Doctor en Medicina y radiólogo