La muerte de un paciente afectado por la gripe A en Zaragoza, aunque con más patologías crónicas, pudiera parecer que es un punto de inflexión en la evolución del proceso infeccioso. Solo hace falta repasar las cifras de afectados otros años y sus consecuencias para que la alarma social no cunda más allá de la toma de precauciones y la confianza en el sistema sanitario. Sin embargo, la insistencia del consejero, Ricardo Oliván, no ha superado la recomendación de vacunarse mientras el personal sanitario sigue reclamando efectivos y material ante la saturación de los servicios de atención. Los refuerzos los reclaman quienes están en el meollo y los justifican describiendo las necesidades de forma prolija. La mayor confianza de la población se consigue si esta sabe que están los recursos adecuados. Ese es el reto.