El senador aragonés del PP, Gustavo Alcalde, perdió ayer la ocasión (política) de su vida. Porque hubo un momento en el que pareció que su partido podía repetir en el Senado la jugada hecha ya en el Congreso, y volver a sacar una votación contraria a la reforma judicial que propone el gobierno de Zapatero. Pero Alcalde, que salió hacia Madrid cuando ya se había votado en las Cortes aragoneses el presupuesto autonómico para el 2005, no logró llegar a tiempo y los populares perdieron el pulso por un solo voto, el del aragonés. Por una vez que la Historia le colocaba en primer plano... ya ven: no pudo ser. Qué mala pata.