Son muchas las sensaciones que estoy teniendo estos días y me gustaría compartirlas con vosotras y vosotros. El inicio de la Plataforma en Defensa de los Servicios Públicos y Servicios Sociales del Bajo Aragón fue una reacción a la decisión de la presidenta del Gobierno de Aragón la legislatura pasada, Luisa Fernanda Rudi, de realizar el hospital de Alcañiz mediante una concesión de obra pública a una empresa privada, para que después esta empresa gestionara parte de los servicios del hospital, con el pago de un canon anual durante 28 años que duraba esta concesión. La broma nos costaba alrededor de 500 millones de euros en total.

El comienzo de la plataforma coincidió con la fuerza de la indignación que recorría España sobre el 2011. ¡Cuántas reuniones, charlas, concentraciones, manifestaciones y recogidas de firmas! ¡Cuánta gente tan maravillosa conocimos aquellos años! Entre ellos al doctor Sánchez Baile, inspirador y referente de todas las acciones que estábamos haciendo para paralizar la construcción de un nuevo hospital que nos querían vender como el único posible que se podía hacer. Un hospital privatizado, en manos de empresas que sin duda hubieran mercantilizado nuestra salud, como lo han hecho en otras comunidades autónomas como Galicia, Madrid o Comunidad Valenciana. Durante aquellos años la lucha fue titánica, la fuerza que demostramos ante la opinión pública aragonesa creo que fue impresionante. Les dimos miedo y truncamos aquel proyecto que eufemísticamente llamaban de «colaboración público-privada» y finalmente conseguimos que se cancelara y un nuevo viento con nuevos actores entraron en el Gobierno de Aragón después de las elecciones de 2015. Y vendimos la piel del oso antes de cazarlo. No somos políticas profesionales y no entendemos las cloacas de los partidos ni el juego parlamentario. Somos gente normal, con nuestros trabajos, nuestras hijas e hijos que atender, con nuestros problemas diarios. Hemos echado de menos durante estos tres que los que estaban junto a nosotros sujetando la pancarta hubieran sido más contundentes con sus partidos y hubieran pegado un puñetazo encima de la mesa para que este proyecto se hubiera convertido verdaderamente en una prioridad para el Gobierno de Aragón -como lo fueron en otros momentos proyectos como Motorland en el Bajo Aragón-

Sé que Alcañiz no es Zaragoza. Sé el peso que tenemos. Y sé que es poco. El hospital de Alcañiz da servicio a 80 mil personas aproximadamente. Y Aragón tiene 1 millón 300 mil habitantes. El servicio del Hospital de Alcañiz no representa ni el 10% del total en Aragón, un 6% exactamente. Pero Alcañiz y su lucha por un hospital público suponen mucho más que unas frías cifras. Lo que sucedió en el Bajo Aragón Histórico durante la legislatura pasada fue una de las mayores luchas que la sociedad civil aragonesa ha realizado desde el comienzo de la democracia por la defensa de sus derechos. Y yo me siento especialmente orgullosa de esa lucha. Y la sensación que tengo es que la victoria que conseguimos, la están dilapidando los mismos políticos que nos apoyaban en aquel momento y que en absoluto están sabiendo poner en valor la gran victoria que les pusimos en sus manos. Recuerdo perfectamente la rueda de prensa que Lambán dio en la puerta del actual hospital en campaña electoral prometiendo que si él era elegido presidente el nuevo hospital de Alcañiz se construiría en la siguiente legislatura -ahora la actual- y sería cien por cien público. Ahora exigimos responsabilidades y que se cumpla lo prometido. Y no nos valen excusas de ‘mal pagador’ con que tienen problemas con la empresa. Sabemos que un gobierno cuando quiere hacer algo lo hace. Y aquí llevamos casi 3 años ya mareando la perdiz. Lo del año pasado reduciendo la partida del hospital de 11 a 2 millones de euros fue muy fuerte pero lo de este año, que después del numerito de la colocación de la primera piedra, las obras sigan sin comenzar es incalificable, porque cualquier calificativo que le diera sería insuficiente para lo que siento.

Tengo que reconocer que tenemos miedo. Tenemos miedo a que el hospital finalmente no avance y que la derecha -en una hipotética vuelta al gobierno en la legislatura próxima- vuelva a intentar hacer una cesión de obra pública y que a medio plazo la gestión sanitaria se privatice. Y si el actual Gobierno de Aragón no se toma en serio este asunto, este miedo que tenemos tiene muchas posibilidades de convertirse en realidad.

Desde aquí quiero hacer un llamamiento a todos los partidos políticos que apoyaron a nuestra plataforma durante la legislatura pasada para que no dejen perder la gran victoria que conseguimos entre todos. Exijan y presionen todo lo posible para que al final de esta legislatura las obras del hospital estén tan avanzadas que no pueda haber una marcha atrás en la finalización de un hospital cien por cien público.

Es verdad que Alcañiz no es el centro del mundo, ni tan siquiera de Aragón, ni todos los caminos llevan hasta Alcañiz -como antes pasaba con Roma-- pero en Alcañiz sí que se decide un símbolo fundamental de la lucha por la sanidad pública en todo Aragón y también en España. Y ese símbolo sería imperdonable que se perdiera. Y la responsabilidad sería máxima para los culpables de ello.

*Portavoz de la Plataforma en Defensa de los Servicios Públicos del Bajo Aragón Histórico