El fantasma de la alergia acecha la existencia ya desde el nacimiento. Su oscuro espectro suele materializarse como intolerancia alimentaria, que ya de forma inmediata puede provocar una reacción de suma gravedad y que suele comparecer en el paso de la lactancia materna a la artificial, por rechazo a la proteína de la leche de vaca. A largo plazo, contrarrestar el efecto de esta alergia exige un exhaustivo análisis de las etiquetas de los productos alimenticios junto a restrictivas normas de conducta para evitar la ingesta accidental de cualquiera de los numerosísimos artículos que incluyen leche entre sus ingredientes.

Por fortuna, la dificultad en la asimilación de la proteína de la leche de vaca puede neutralizarse de forma temprana, a partir del diagnóstico y antes de que el bebé cumpla su primer año de vida, merced a una metodología conocida como inmunoterapia oral y que consiste en la reintroducción paulatina y controlada del agente alergógeno hasta la reeducación del sistema inmune, ciertamente un objetivo factible cuando se encuentra en periodo de formación. Pediatras de reconocido prestigio, como el doctor Ros, han constatado en Zaragoza la efectividad de esta terapia, avalada ahora por un estudio pionero, protagonizado por el Servicio de Alergología Infantil del hospital Miguel Servet que dirige Javier Boné y recientemente presentado en el Congreso de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap).La investigación es un pilar fundamental, tanto en la prevención como en la curación de enfermedades, que no recibe la merecida atención, sobre todo si se desarrolla al margen de los grandes intereses comerciales. Por ello, y porque esta grata nueva se ha generado en Aragón, resulta sumamente satisfactoria. H *Escritora