La gracia del rey Mohamed VI ha recaído sobre 33 presos políticos marroquís, saharauis y argelinos, entre los que figuran siete periodistas, incluido Alí Lmrabet, considerado el símbolo de la prensa independiente represaliada en Marruecos, por cuya suerte habían intercedido no pocos gobernantes de todo el mundo, en especial el estadounidense Colin Powell. El indulto y la excarcelación le llega a Lmrabet cuando, cumplidos más de siete meses de prisión, protagonizaba una segunda huelga de hambre tras ser condenado a tres años por "injurias al rey". Su delito consistió en publicar en su semanario político-satírico Demain Magazine caricaturas alusivas al presupuesto de la casa real alauí.

Alí Lmrabet deja la cárcel sin haberse retractado, con la salud más quebrada y con otro contencioso judicial en ciernes. Pero nunca debió pisarla por un pretendido delito de opinión. Por principios democráticos, y porque la condena cuestionaba el compromiso de Mohamed VI de modernizar y democratizar el país que heredó de su padre, Hassan II. Bienvenido sea, pues, un indulto que habría sido innecesario si la libertad de expresión y de opinión rigieran plenamente para los medios de comunicación de Marruecos.