El año 2012 fue un año para recordar con tristeza en la cuenca minera, terminaba vida de uno de los símbolos del desarrollo de la minería turolense como fue la central de Escucha, al igual que anteriormente fue la de Aliaga y ahora la central de Andorra. La vida útil de la central térmica de Escucha se alargó desde 1970 hasta el año 2012, más de cuarenta años que significaron prosperidad, desarrollo y nuevas esperanzas para jóvenes que llegaban a esta provincia buscando un futuro laboral. Muchos de nuestros padres llegaron con empresas nacionales como Copisa, o Nervión para llevar a cabo el montaje de la futura central, otros estudiaron en centros de Teruel y se incorporaron una vez puesta en marcha la térmica, se quedaron y desarrollaron su carrera laboral. El despegue económico de nuestros pueblos fue comparable al desarrollo industrial de las ciudades, creciendo en población y en infraestructuras básicas que todavía utilizamos hoy, para atender las crecientes necesidades de una comarca pujante. El cierre de las explotaciones mineras tanto de interior como de exterior y el posterior cierre de la central de Escucha, se produjo sin ninguna transición justa, años de movilizaciones, de incertidumbres y de prejubilaciones, que incentivaron la salida de numerosas familias a otras provincias. Escucha y la cuenca minera se han resentido, hemos perdido la mitad de la población y seguimos esperando propuestas alternativas al carbón.

Esta es la historia real de lo ocurrido en Aliaga y Escucha, esperemos que el futuro de Andorra sea distinto, el tiempo nos lo dirá. H *Alcalde de Utrillas