De Eça de Queiroz habría que leerlo todo, naturalmente, pero al lector que, sin conocer al genio portugués, deseara iniciarse en su maravillosa obra literaria no estaría de más recomendarle, para comenzar, la lectura de 'Alves & Cª', recién editada por el sello Reino de Cordelia con la prácticamente perfecta traducción del portugués por parte de Juan Lázaro.

Se trata de una de las póstumas novelitas cortas que apareció en el famoso arcón de hierro del escritor, secreta urna que permanecería cerrada hasta su muerte, con numerosos cuadernos llenos de apuntes. Sus herederos descubrirían en sus páginas unas cuantas obras maestras.

Entre ellas, 'Alves & Cia', una piecita melodramática de poco más de un centenar de hojas, en las cuales el sentido del humor y análisis del sentimiento y conflicto amoroso en el corazón de unos cuantos lisboetas alcanza una cumbre de inteligencia, sensibilidad e ironía no igualada por ningún otro autor portugués, y por muy pocos, sumando las modernas literaturas.

La trama de 'Alves & Cª' está inspirada en los dos socios de una de esas compañías de importación enriquecidas al calor de la actividad mercantil de Lisboa, ya por entonces, hacia 1900, tiempo en el que transcurre la novela, uno de los principales puertos.

Ambos asociados, Carvalho y Machado, son águilas para los negocios, pero muy distintos en su estilo de cortejar. Carvalho, conservador y maduro, se ha casado con una bella joven sin fortuna. Machado, en cambio, es un romántico seductor, hombre de líos y faldas. A partir de este planteamiento clásico de comedia de enredo, Eça de Queiroz buceará en el alma humana en busca de sus conceptos de felicidad, amistad, compasión, traición, rechazo o venganza… Consiguiendo su propósito de absorbernos con una historia tan ingeniosamente imaginada como bellamente narrada.

Un estudio, muy en particular, sobre la masculinidad y sus apéndices conceptuales de la virilidad, la dignidad, el honor, el humor, la bravuconería, el valor… No sólo entre los tipos de hombres portugueses, sino en arquetipos ibéricos, cabría ampliar, porque Machado y Carvalho podrían haber sido españoles de principios del siglo XX, madrileños, andaluces o aragoneses.

Una lectura que es como un premio.