La victoria de los socialistas aragoneses ha dejado al PP en una situación política bastante amarga, tras perder tres diputados y seis senadores. El vuelco electoral se traduce es una importante pérdida de votos en Zaragoza --35.000-- y en algunos lugares tan estratégicos como Cella, el pueblo de Santiago Lanzuela y auténtico feudo popular en el Jiloca, por citar sólo un par de ejemplos. Como primer partido de la oposición, los populares se ven ahora en la necesidad de cambiar el discurso y de modificar el programa en Aragón. La derrota hay que analizarla desde la propia gestión del Gobierno que ahora pierden.