El pacto del PSOE con EH Bildu ha levantado ampollas en amplias capas de la piel de la sociedad española, pero Pedro Sánchez parece dispuesto a mantenerlo, incluso a establecer con los abertzales vascos una corriente de comunicación política que le conduzca a nuevos acuerdos en no muy remotos futuros.

O, a corto, plazo, sin ir más lejos, a las elecciones vascas, convocadas por el lehendakari Urkullu para el 12 de julio.

La actual distribución de fuerzas en el Eusko Legebiltzarra o Parlamento vasco otorga hoy 29 escaños al PNV; 17 a EH Bildu; 11 a Elkarrekin Podemos; 9 al PSE-EE y 9 al PP. De mantenerse el 12 de julio estos resultados, pero cambiando el sentido de las alianzas, abertzales, socialistas y podemitas podrían compartir gobierno y desalojar al PNV del Eusko Jaurlaritza, donde ha gobernado casi ininterrumpidamente desde los albores de la Transición, con presidentes tan pintorescos como Goicoetxea, Ardanza o Ibarretxe.

De ahí, de la existencia real de este peligro para los peneuvistas, que su presidente, Andoni Ortuzar (el diablo Ratuzor), de ordinario tan ambiguo como satisfecho por sus opíparas digestiones con los presupuestos del Estado, se haya incorporado a medio festín, arrojando la servilleta en la mesa y amenazando, cubiertos en alto, con dejar sin postre al socialismo.

Y es que en este diabólico juego, y en estos no menos diabólicos pactos, Sánchez comienza a mostrarse como un Mefistófeles.

A los malignos indepes de Cataluña, que pretendían escaparse de su infierno para montarse el suyo propio, Sánchez los ha enfrentado unos con otros, Asmodeo contra Luzbel, Rufián (el diablo Naifur) contra Torra (el diablo Arrot), dividiéndolos y, en consecuencia, reduciendo su influencia en el paraíso del poder.

Visto el buen resultado del exorcismo catalán, Los ángeles de Pedro (Adriana Lastra, Carmen Calvo y Meritxell Batet) podrían trasladar una nueva misión de su hispánico Charlie al infierno vasco. Procediendo a atraer a las brujas de Bildu, prometiéndoles la redención a cambio de abandonar el aquelarre de Urkullu, y convirtiendo a Podemos de diablo cojuelo en ángel guardián.

Mucho mejor que Los ángeles de Charlie, ¿no?