En el aire (La Sexta) de Buenafuente cumplió 50 programas diarios, lo que no es ningún milagro hoy en día. Todos sus colegas de empresa se lanzaron a felicitarle, desde Pablo Motos a Alberto Chicote, pasando por El Gran Wyoming, que fiel a su estilo, le contó que "yo también cumplí 50 programas, pero hace ocho años"; la sal y el picante entre estos dos personajes forman parte de la ensalada de afectos.

Es una pena que uno de los programas más insolentes, divertidos y gamberros (no, no hablo ahora de El Intermedio) se emita pasada la medianoche. ¿Quién se queda un lunes hasta la 1.30 ante la pantalla, si al día siguiente tiene que currar? Es el problema de los horarios españoles, pensados para una sociedad que vive al margen del rumbo europeo. No creo que lo vean mis ojos, eso de cenar a las 20.00 horas para entrar en la cama a las 22.30. ¿Ustedes lo creen posible? Yo creo que no.

Mientras tanto, en horarios más lógicos, Alaska&Coronas (La 2) volvió al plató en directo y ahora parece que van limando aristas; lo que al principio (llevan ya tres programas) era todo ruido y confusión, y falta de filing, encuentra parcelas más sedosas. Nuestro admirado Javier Coronas se limita a su humor sin tratar de contagiar a Alaska, una criatura que al parecer solo se ríe con las gracias de su esposo. Y no me negarán que presentar este programa es un bombón de licor: ¿quién no quiere acudir a ser tratado como una estrella? Como Punset, un sabio que eleva las audiencias.