El añorado Ángel Martín acudió a lo de Buenafuente para recordar los ocho años que han transcurrido desde que dieron el pitido de salida en La Sexta. Parece ser que Andreu ha convencido a Ángel para que de vez en cuando monte alguna patochada en su programa. Sería una excelente noticia; ya nos dejó alguna señal con su apuesta por eliminar las canciones facilonas. Martín prefiere mil veces una jota que una melodía pegadiza, de esas que se incrustan en la memoria veraniega. Necesitamos talentos como el de este chico que revolucionó la forma de relatar el índice Nikei del mundillo del famoseo. Con Martín todo adquirió su verdadera dimensión, es decir a la altura del barro. Precisamente en esos reportajes tan atractivos que realiza la productora Ganga, después de emitir Cuéntame, nos repasaron este jueves el camino del famoseo en España, desde que Jimmy Jiménez Arnau vendió al Hola su boda; era la primera vez y aquello abrió las puertas del infierno para desembocar en estos albañales que tanto nos gustan. Lola Flores fue la primera estrella, un pedazo de la bandera. Inolvidable su intervención en La Clave de Balbín, cuando soltó con solemnidad: «El día que me muera quiero morir con la bata de cola. Y en la caja, que me la metan». Al cabo de un segundo de silencio todos menos ella, se dieron cuenta de que acaban de escuchar una frase lapidaria. Ay, pobres zánganos. Ya todo cambió. Solo el Hola mantiene su incólume aroma de dignidad. También la crisis ha arrasado ese depauperado mundo del famoseo.