La reunión del pacto antiterrorista que mantuvieron ayer el PSOE y el PP fue convocada a instancias de este último partido. Pero da la sensación de que esta formación se limitó a buscar un escenario más para su campaña de tensar la situación política, sin respetar el necesario apartidismo y el espíritu de consenso que debe regir en este foro de diálogo. Sí hubo acuerdo entre ambos partidos en procurar que la presencia pública de Batasuna no acabe desvirtuando su ilegalización. Pero los populares reclamaron explicaciones sobre el nombramiento de Gregorio Peces Barba como Alto Comisionado para las víctimas del terrorismo, y finalmente lo rechazaron por no ser una designación consensuada. Y, luego, exigieron que el Gobierno haga que el fiscal recurra el archivo de la querella contra el presidente de aquella Cámara, Juan María Atutxa.

Cuando gobernaba, el PP ya no dudó en utilizar como instrumento de polémica partidista lo que debía ser un mecanismo para lograr una política responsable y unitaria ante ETA. Ahora, en la oposición, parece dispuesto a mantener la misma actitud. Es lo opuesto a lo que se precisa, porque ha llegado el momento de potenciar el acuerdo antiterrorista ante la presencia de la violencia islamista.