La participación ciudadana es cosa seria. Sobre todo en el ámbito más inmediato, el municipal, hasta el punto de que existe un concejal destinado a tales menesteres que, además y en la ocasión es teniente de alcalde, a saber Antonio Becerril, fiel escudero de quien lo puso al frente de tal cometido. Este ciudadano acaba de cesar al alcalde de Miralbueno, un servidor público a cuyas espaldas cargan muchos años de entrega y absoluta dedicación gracias al apoyo (sentir) ciudadano. Es posible que la Ley conceda razones suficientes al señor Becerril, pero que se permita declarar que "una asamblea promovida por cincuenta personas no le preocupa", resulta cuando menos chocante. Mañana viernes se manifestarán los vecinos para aumentar su preocupación. Y, por supuesto, habrá más noticias, relacionadas con batallas partidarias. El teniente de alcalde debería hacerle caso a Jorge Azcón cuando apunta que Becerril no debería confundir los intereses del Ayuntamiento de Zaragoza con los de un secto del PSOE. No quiero pensar, como algunas malas lenguas apuntan, que su presencia en el Vaticano para festejar a Escrivá de Balaguer le haya inducido a confundir votos con bulas.

*Profesor de Universidad