Va cayendo septiembre y las primeras trifulcas son como una capa de nata que recubre el meollo de los presupuestos para el 05. Hay que jalear un poco el gallinero, asomar las crestas, meter presión a ver si cae algo. Pero es un poco tarde, sólo quedan flecos, los presupuestos se suelen decidir en las elecciones, y de de ahí salen luego los dineros, casi matemáticamente: de los apoyos parlamentarios y los cuñadeos estandarizados según quién gana o quién pierde.

En Aragón estamos en un impasse o impassillo, más o menos como siempre por estas fechas. El precedente presupuestario de cuando mandaba en Madrid el PSOE y aquí también es terrorífico. Mejor no mentarlo. Aún estamos pagando las obras de aquellos grandes momentos de sumisión extrema al aparato. Es un antecedente casi penal. Ahora hay otro ambiente. Aunque entonces --justo antes de los presupuestos-- también lo había. Estamos en otro nivel, pero a ratos parece que estamos en el mismo. Ay, qué zozobretas. Que el Estado vaya a financiar gran parte de una presunta Expo no debería ser noticia, se da por supuesto, es lo normal. Hasta ahora ha sido normal. Pero al venir de una situación de superabandono español, cualquier indicio de obviedad nos alegra y nos anima. El 60% o el 70% o hasta más. Lo primero sería certificar que el Estado está echando toda la carne en el parrillón del BIE, que es organismo antojadizo y --como todo en esta vida-- requiere mimos y zalemas. En esto también presuponemos que la cosa va bien, sin llegar a la euforia, todo dentro del hermetismo habitual.

Lo que molaría es que España hiciera algo ya por Aragón, una autovía, acabar las tediosas obras infinitas, poner un ministerio en Zaragoza, echar el AVE a Teruel, algo ipsofactístico, alguna reality táctil. El mismo Ebro. Muchas de las obras y proyectos no necesitan ninguna Expo para justificar un presupuesto, un algo. Es que si no, hoy, estamos ahí como siempre, con las fechas, las mediopromesas difusas, los almuerzos sin matasellos, las cifras bailongas sin BOE, las reuniones superimportantes estratégicas hig cream que sólo sirven de aperitivo, los tanteos preliminares... Todo está guay, seguimos esperando sin perder la confianza en esta remesa de próceres que nos ha deparado el destino y las urnas, sin olvidar los nefastos antecedentes y antecesores, amén.

*Escritor y periodista.