Expresión de medida que se dice cuando la economía no es muy boyante, lo que significa que hay que reducir gastos en general para buscar un equilibrio entre el histórico debe y el haber. Así anda dando vueltas el Ayuntamiento de Zaragoza, explicando lo que debe, lo que paga y lo que necesita, dentro de un agotador intento de hacer juegos malabares para llegar, como se dice en términos domésticos, a fin de mes. El tema es complicado, a sabiendas que nuestra comunidad no se distingue por una de las más pudientes. Querer acometer un proyecto como la Expo 2008 conlleva ser conscientes de nuestras posibilidades y valorar si estamos dispuestos a sacrificar el segundo plato por el postre. Recortar presupuestos sobre temas sociales y culturales que son de suma importancia, en pos de pasar éstos a partidas de representación, horas extras, altos cargos, etcétera, hacia un proyecto que está en el aire, refleja un planteamiento precipitado y en el que a lo mejor no estamos de acuerdo. Si hay que hacer recortes que se hagan en presupuestos menos lesivos. La Expo está por ver y supuestamente vendrá con un pan debajo del brazo.

*Pintora y profesora de FP