En un día de fastos y convites, de empacho ceremonial y de parálisis vital, la mirada de Goya vuelve a estar presente con los Caprichos de capirote. Vehículo para censurar un trato indiferente de aquellos que tienen responsabilidades culturales en el Gobierno de Aragón. Ya resulta lamentable que, tras años de legislatura, la política en artes plásticas siga estando ausente, que no se haya presentado un proyecto donde sepamos la intención en este ámbito, pero que no den cabida en los espacios expositivos a artistas aragoneses con una más que demostrada trayectoria profesional, como es el caso de Javier de Pedro, es mucho más que lamentable.

La indiferencia, el silencio como respuesta, cuando presentan los proyectos para exponer en el Pablo Serrano, está creando estilo. Aquellos polvos que llamó Goya "asuntos caprichosos" parecen tener cabida en las decisiones expositivas. Si se hace poco y se desprecia lo que tenemos, no se avanza, retrocedemos y esto políticamente es insostenible. La performance de Javier de Pedro pidiendo una oportunidad, viene a ser el testigo del sentir de la gran mayoría.

*Pintora y profesora de FP