Según el Indicador de Calidad de Vida elaborado por el Consejo Económico y Social de Aragón (CESA): «en Aragón se vive bien». Quizá modestamente bien, no muy bien, ¿en qué punto nos quedamos? Ocupamos el cuarto lugar en el ranking nacional ¿esto es bueno, aceptable? o es como el chiste, ¿comparándola con quién? Para saber si una comunidad o un país poseen un nivel bueno de calidad de vida, este suele relacionarse con los diferentes desarrollos que conforman la sociedad, indicadores que nos orientan y que suelen ser de manual, como que se provea a sus habitantes de una vida libre, saludable en un ambiente seguro, con una esperanza de vida basada en una adecuada alimentación y asistencia sanitaria, por ejemplo. Si ocupar un cuarto lugar nos parece un buen puesto, después de saber que 200.000 aragoneses viven en situación de riesgo de pobreza, y lo justificamos porque hay autonomías peores, entraremos en falacias. Si otro buen indicador es invertir fuertemente en educación y España está por debajo de la UE esto repercute en el progreso del país. Si la seguridad ciudadana no tiene bajo control el problema del delito y nos vemos obligados a cambiar los hábitos, sobre todo las mujeres, para evitar andar libremente a la hora que queramos y si las manifestaciones se convierten en objetivos de destrozos del bien común, la paz hace aguas acercándonos a esos países donde la violencia urbana,el abuso se hace oficial. Deberíamos ser más críticos con nuestra situación. Si necesitamos un baño de optimismo de cara a las elecciones empecemos por mejorar la sanidad pública, un tesoro que deberíamos valorar y resguardar con verdadero interés, algo que nos hace diferenciarnos, para bien, con el resto de países. Que es mucho.

*Pintora y profesora