En Valencia están que trinan y miran de reojo en las últimas semanas a Aragón por el PHN y por las líneas de Alta Velocidad. Tanto el Gobierno como la prensa levantina se muestran muy suspicaces y beligerantes con la derogación del trasvase o con los cambios anunciados en los trazados AVE, y ven la situación como una afrenta del Ejecutivo central en la que éste vendría a seguir los dictados de Aragón. Tanto tensó el PP la polémica del trasvase y tanto estigmatizó por este asunto a la DGA y a su presidente Iglesias que se ha instalado un discurso de enfrentamiento regional que preocupa. Aragón, quede claro, no se opone a que Narbona se gaste miles de millones de euros en desalar agua para los levantinos, ni ve como un triunfo propio una nueva línea de AVE Valencia-País Vasco por Aragón. Ahora bien, tras años sin pintar nada en política nacional, otras regiones tendrán que asumir que a Aragón también le ha llegado su momento.