Es cierto que la historia se apoya en grandes nombres, siendo estos los que con mayor facilidad prenden en la memoria de los lectores, permaneciendo a resguardo del paso del tiempo y de la amnésica misión del olvido. Por lo que a la historia aragonesa respecta, eludir nombres como Fernando el Católico, Goya o Ramón y Cajal es simplemente imposible. Pocos son, sin embargo, los personajes reales que conocemos tanto como a ellos, que fueron contemporáneos suyos y cruzaron sus destinos con los protagonistas de su época, pero sin que la historia les haya reservado un lugar en la inmortalidad.

Un poco para paliar ese vacío o esa injusticia, Fico Ruiz acaba de publicar Aragonautas. Aragoneses olvidados (Anorak Ediciones). Una selección de náufragos de nuestra historia, pero cuyas vidas, hechos, anécdotas, reunieron suficiente interés como para ser contadas.

Así, Fico Ruiz nos recuerda la increíble historia del aragonés Joaquín de Alcubierre, ingeniero militar destinado en el reino de Nápoles. Hombre culto y aficionado a las artes de la antigüedad, fue advertido por los campesinos de que al abrir pozos en busca de agua afloraban objetos y estructuras de piedra. Alcubierre excavó en las laderas del Vesubio descubriendo primero Herculano y luego Pompeya. Durante la segunda mitad del siglo XVIII se mantuvo al frente de las excavaciones, cediendo al final el paso a arqueólogos como Winckleman, que traían nuevas técnicas.

Otro personaje alucinante de la serie Aragonautas es Antonio Gavín. Un zaragozano nacido a finales del siglo XVII que llegaría a ser sacerdote católico y protestante, oficiando en diversos países, haciendo las Américas y recalando finalmente en Virginia, donde redactó El gran dragón rojo, una colección de cuentos escatológicos protagonizados por sádicos religiosos, que tuvo un enorme éxito. Fue tal su fama que el muy ortodoxo Ménendez Pelayo hubo de incluirlo entre sus célebre Heterodoxos.

Otros muchos y asombrosos personajes, como Isidro Marcelino Orbés, el payaso Marceline, que tuvo Nueva York a sus pies e inspiró a Buster Keaton y Charlie Chaplin, figuran asimismo en esta rara antología de Fico Ruiz.

Bien escrita, mejor documentada, no en vano el autor es un excelente historiador, e inscrito cada personaje en el marco de su época.

Altamente recomendable.