Tan puntual como la Navidad es cada año el informe en el que Cáritas ofrece sin tapujos la otra cara de la sociedad que vive las fiestas derrochando dinero y descorchando cava, esa sociedad que forman uno de cada cinco aragoneses que vive bajo el umbral de la pobreza. La falta de vivienda, la precariedad laboral y, lo más terrible, el deterioro mental, forman una pétrea barrera de exclusión que una sociedad que se considera justa debería hacer saltar por los aires. Lo que denuncia Cáritas es que la pobreza está en nuestras calles y entre nuestros vecinos, y que no desaparece por el simple y cómodo hecho de ocultarla o ignorarla.