El responsable del Ministerio de Fomento, Íñigo de la Serna, anunció el pasado 6 de febrero de este mismo año su intención de implantar un nuevo servicio denominado EVA, alta velocidad ferroviaria a bajo coste.

En una primera fase, según se indicaba por parte del máximo responsable de infraestructuras del Gobierno de Mariano Rajoy, funcionaría solamente en el eje Madrid-Barcelona (aeropuerto de El Prat concretamente) con una frecuencia de cinco trenes al día. Ofreciendo toda una serie de ventajas para el usuario que irían desde el coste del billete, aproximadamente un 25% más barato que la tarifa habitual de AVE, hasta diferentes innovaciones tecnológicas, sea en la contratación del billete o en los propios servicios de los convoyes, con la posibilidad de usar red wifi, por ejemplo. El objetivo final es, lógicamente, mejorar el servicio y atraer por tanto nuevos usuarios al ferrocarril.

De hecho, según se indica desde Renfe, se conseguiría, con esta nueva propuesta de servicio, que «al menos 400.000 viajeros que utilizan vehículo propio normalmente para el trayecto Madrid-Barcelona utilicen en un futuro el tren y que hasta 250.000 usuarios se sumen al uso de la alta velocidad motivados gracias a la implantación de esta línea EVA».

Sin embargo, y es que siempre hay un pero cuando se trata de Aragón, mientras que sí se anunció públicamente, en un primer momento, la decisión de establecer una parada intermedia de este servicio EVA en la estación Camp de Tarragona, al objeto de favorecer también a las personas que utilicen este nuevo servicio, las estaciones de esta línea AVE ubicadas en Aragón, Zaragoza y Calatayud, quedarían, de momento, excluidas de estos beneficios.

La noticia también provocó, afortunadamente, una reacción inmediata en prácticamente todo el tejido social y político aragonés, dado que la respuesta fue tan contundente como clara a favor de incluir estas paradas en Aragón. De este modo, en el pleno de las Cortes de Aragón, fue aprobada por unanimidad, el pasado 22 de febrero de 2018, una proposición no de ley de consenso en la que se reclama:

«Activar cuantas actuaciones sean necesarias para que en la puesta en marcha en 2019 del nuevo servicio de alta velocidad a bajo coste, denominado EVA, las estaciones de Zaragoza y Calatayud figuren, desde el primer momento, como localidades incluidas en este nuevo servicio ferroviario Barcelona El Prat- Camp de Tarragona-Madrid, dadas las indudables ventajas que supondría para las personas usuarias del ferrocarril en Aragón».

«Estudiar la posibilidad, conforme avance el proceso de implantación de esta modalidad en los diferentes ejes ferroviarios, incluir a todas las estaciones con servicios de alta velocidad ubicadas en Aragón dentro de la planificación de este nuevo servicio EVA».

Rajoy vino a Zaragoza el 24 de febrero para decirnos públicamente que sí pararía el EVA. El pleno de Calatayud aprobó el 26 del mismo mes que también lo quería para la capital bilbilitana y un día después conocimos cómo el ministro de Fomento ratificó al presidente en su anuncio y, por tanto, rectificó en su primera opción.

En este momento procesal solo nos queda estar pendientes en el andén para observar con atención si el panel de anuncios de salidas y llegadas de nuestras estaciones anuncia, sin retrasos, la incorporación de este nuevo servicio ferroviario. El antecedente de la línea Madrid-Marsella, que tardó prácticamente siete meses en parar en Zaragoza desde su entrada en servicio, nos tiene que poner en alerta. Queremos EVA en Aragón.

*Secretaria general de Chunta Aragonesista