El Ayuntamiento de Zaragoza y el Colegio de Arquitectos se han enzarzado en una polémica por el concurso para la redacción de los proyectos de recuperación de las riberas del Ebro. Probablemente ambos tienen razón en sus planteamientos: el ayuntamiento porque tiene prisa y los arquitectos porque necesitan más tiempo para plasmar sus proyectos. Lo sorprendente es que a estas alturas, después de años y años proyectando la recuperación de las riberas, a todos les pille el proceso con el paso cambiado. El Ayuntamiento debería ser más generoso con el tiempo y los arquitectos interesados deberían tener ya firmado su trabajo.